La Mentira


Una vez le pregunte a una persona a la cual llegue a admirar, por que mentía. Su respuesta fue honesta y directa, aunque no dudo que fuese una mentira más de su repertorio infinito.  Con toda la solemnidad que le caracterizaba, sentado detrás de su pesado escritorio de caoba, en la oscuridad parcial de una oficina que podría fácilmente estar ubicada en Londres, pero que en realidad estaba en el CCCT, me miró de arriba a abajo, en medio de un silencio incomodo, se acomodó en su enorme sillón de cuero, arregló los papeles de sus escritorio para darle mas dramatismo al momento, inhalo largamente como preludio a una extensa disertación, hizo una breve pausa, y mirándome a los ojos sin pestañear, me soltó un simple: Por que puedo, deja de preguntar pendejadas y ponte a trabajar.

Durante toda la vida escuchamos a padres, madres, tíos, maestros, curas, explicarnos que esta mal mentir, que la mentira tiene patas cortas, que primero se agarra a un mentiroso que a un ladrón, que la mentira es lo peor que existe en la faz de la tierra, comparable a los pecados capitales por su infame origen y sus nefastas consecuencias.

Vamos creciendo y vamos descubriendo que hay varios tipos de mentiras, algunas buenas, otras malas, unas que tienen la finalidad de preservar nuestra inocencia por el tiempo que sea posible, otras para protegernos de verdades que nos harían daño.

Al principio somos simples receptores de estas mentiras, pero con el tiempo, la experiencia y la madurez nos convertimos en administradores de la verdad, primero hacia nuestros amigos, luego con nuestra pareja e hijos, compañeros de trabajo, jefes y con nuestros padres.

Todo se edita, en la era del photoshop, las poses forzadas, las fotos con el celular desde arriba (para evitar que se den cuenta que tienes el culo enorme), todo merece un ajuste, bien sea para resaltar lo positivo, o simplemente para cortar esas partes que nos hacen menos atractivos, física, intelectual e incluso espiritualmente.


Es un ejercicio en algunos casos justificable, en otros una tontería producto de nuestra vanidad, esa que nos permite dosis enormes de auto indulgencia.

Mentir se ha vuelto algo cotidiano. La verdad es lo mas importante, dicen todos, pero es lo mas importante en tanto no te juegue en contra, por que como respondió el Coronel Jessep, personaje interpretado por Jack Nicholson, sentado en el banquillo de los testigos, pulcramente ataviado con su uniforme militar, a las preguntas de un joven fiscal militar interpretado por un Tom Cruise pre-cientología: You can't handle the truth! 

Vamos a intentar ser mas transparentes, aunque nos haga menos lindos, o menos simpáticos. Ser auténticos no significa que seamos groseros o maleducados, algunas cosas son para ser, otras para dejar pasar, el mejor filtro siempre será ser honestos, primero con nosotros mismos, luego con los demás, porque los que cuentan son aquellos a los que mostrándote como realmente eres continúan a tu lado, los demás son accesorios accidentales, que tarde o temprano seguirán su camino.

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